Estrenamos el mes de marzo, que ha sido elegido para recordar y concienciar a la sociedad, que muchas mujeres sufren en silencio una dura enfermedad: La Endometriosis.
¿Qué es la endometriosis?
La endometriosis, llamada la enfermedad silenciosa, es una condición inflamatoria crónica estrógeno-dependiente, que afecta a un gran número de mujeres en el mundo en edad reproductiva causando dolor e infertilidad. Consiste en el crecimiento del revestimiento del útero (endometrio) fuera de la cavidad uterina, ya sea en el abdomen u órganos cercanos. Este crecimiento extrauterino puede dar lugar a lesiones pequeñas, lesiones grandes (nódulos) o quistes en los ovarios (endometriomas).
Por desgracia, esta enfermedad se tarda tiempo en ser diagnosticada y tiene una evolución imprevisible. Las causas de por qué se produce no están nada claras, puede ser debido a un defecto en el sistema inmunitario y no se descarta un cierto componente hereditario.
¿Cómo detectar la endometriosis?
Es fundamental la visita anual al ginecólogo de forma rutinaria, y con mayor motivo, si se tiene síntomas como dolor o sangrado excesivo en la menstruación.
Generalmente la Endometriosis se detecta por diferentes vías:
- Mediante una exploración física, la realización de una palpación bimanual. Con una mano se palpa el abdomen y con la otra a través del recto, se comprueba el estado del útero, ovarios y la presencia de algún tipo de anomalía.
- La ecografía que permite visualizar el aparato genital femenino.
- El análisis en sangre mediante la detección de un marcador tumoral CA-125, se emplea para detectar endometriosis aunque es bastante inespecífico.
- La resonancia magnética en casos en los que se crea oportuno o los niveles de CA-125 sean muy elevados.
- Laparoscopia que es una técnica invasiva pero que permite la observación directa de la ubicación, extensión y tamaño de los implantes endometriales
Síntomas más frecuentes de endometriosis
Tipos de endometriosis
Una vez diagnosticada la endometriosis, existen diversos grados dependiendo de su gravedad:
- Endometriosis tipo I cuando hay una mínima invasión de lesiones aisladas.
- Endometriosis tipo II, leve, las lesiones son superficiales.
- Endometriosis tipo III. Moderada, existen múltiples lesiones infiltradas.
- Endometriosis tipo IV. Severa, profundas lesiones que afectan a otros órganos y estructuras adyacentes.
Tras su detección y diagnóstico, es necesario tratar la endometriosis ya que se corre el riesgo de rotura de los endometriomas, que se produzca una infección, y en el caso de mujeres con más de 40 años, en un 0.7% de casos, puede derivar a una enfermedad neoplásica.
Tratamiento de la endometriosis
Existen diferentes tratamientos en función de la gravedad de los síntomas (dolor abdominal, dolor en las relaciones sexuales o esterilidad); la edad de la paciente; si existe o no deseo de gestación y la localización de la endometriosis. Por lo tanto los tratamientos van a variar:
- Tratamiento expectante si sólo se manifiesta dolor, se suele tratar con analgésicos y/o antiinflamatorios.
- Tratamiento con hormonas: al ser estrógeno dependiente esta enfermedad al conseguir un estado de menopausia o embarazo favorece la reducción de sus efectos. Se emplean con este fin: anticonceptivos; gestágenos o análogos de las GnRH (provocan un estado de menopausia transitoria y reversible)
- Cirugía conservadora: A través de pequeñas incisiones abdominales se realiza la laparoscopia para eliminar las zonas afectadas.
Quizás aquí pueda aportar mi granito de arena de esperanza, ya que a pesar de desarrollar todo un cuadro de endometriosis grado IV dos años tras el nacimiento de mi primera hija y no conseguir quedar embarazada de nuevo, me sometí a un tratamiento durante 6 meses con análogos de las GnRH. Tras lo cual quedé embarazada de mi segunda hija. Sin embargo, formé parte de ese 5-20% de pacientes recurrentes, todo se reprodujo dos años más tarde y en menos de un año, tras pasar dos veces por quirófano, mi sistema reproductivo quedó eliminado.
Fertilidad tras la endometriosis
Para pacientes con endometriosis que quieren tener hijos las técnicas de reproducción asistida son las recomendadas. Cada caso ha de ser estudiado en particular e informar a las pacientes de sus posibilidades, según los estudios hasta la fecha las pacientes con endometriosis suelen producir un menor número de ovocitos maduros y presentar menor tasa de fecundación.
Actualmente hay posibles soluciones que hace unos años no se contemplaban como la criopreservación de los óvulos, la donación de óvulos o recurrir a la subrogación de útero, aunque en nuestro país no está legalizado este último procedimiento.
Sin útero y / u ovarios hay vida
Desde el punto de vista ginecólogo, la extirpación del útero y/ u ovarios por una endometriosis grave, deja resuelto el problema. Quizás donde deja huella esta enfermedad es en el alma, sobre todo si no se han podido cumplir los deseos de maternidad de las pacientes.
Expresiones como “me han dejado hueca” o “vacía” resultan del todo intolerables, las mujeres somos más que un recipiente para tener hijos. A mí personalmente me resultaron muy chocantes estas expresiones porque para mí supuso una liberación de años de sufrimiento y malestar. Es cierto que contra todo pronóstico pude tener dos hijas, pero, además, mi gran apoyo fue mi marido que en ningún momento me hizo sentir diferente. Quizás gran parte del problema radica en cómo nos valoramos las mujeres a nosotras mismas y la presión que ejerce sobre nosotras nuestro entorno.
Esta enfermedad tiene una gran componente emocional que afecta negativamente la vida laboral, de pareja, sexual, y puede comprometer la maternidad, por lo que es necesario contar con un ginecólogo con el que sentirse cómoda, que informe con detalle sobre la enfermedad y cómo abordarla. Así mismo, el entorno afectivo, pareja, familia, amigos, son muy importantes para ayudar a gestionar la situación. Y por último, hay asociaciones que te pueden informar, apoyar psicológicamente y hacerte sentir comprendida y acompañada.
Esta enfermedad tiene una gran componente emocional que afecta negativamente la vida laboral, de pareja, sexual, y puede comprometer la maternidad, por lo que es necesario contar con un ginecólogo con el que sentirse cómoda, que informe con detalle sobre la enfermedad y cómo abordarla. Así mismo, el entorno afectivo, pareja, familia, amigos, son muy importantes para ayudarnos a gestionar la situación. Y por último hay asociaciones que te pueden informar, apoyar psicológicamente y hacerte sentir comprendida y acompañada. No estás sola.
Victoria