La obesidad es un problema de salud cada vez más generalizado en las sociedades de consumo, debido en gran medida, a hábitos no saludables. A esto hay que sumarle que la genética y la bioquímica van muchas veces en contra de las personas obesas, por lo cual es necesario estudiar cada caso en particular. También se ha comprobado que la obesidad está en razón inversa al nivel de actividad física y educación, y directamente relacionada con los antecedentes familiares. Asimismo, son determinantes del peso corporal los factores socio-económicos y conductuales.
La importancia que tiene controlar la obesidad es fundamental por su repercusión sobre la salud, ya que está relacionada directamente con muchas enfermedades como diabetes, hipertensión, dislipemia y enfermedades cardiovasculares. Además, tiene un impacto significativo sobre la vida reproductiva.
¿Qué se entiende por sobrepeso?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el sobrepeso cuando el índice masa corporal (IMC) está entre 25 a 29,9, y la obesidad cuando el IMC es de 30 o más. El IMC se calcula dividiendo el peso en kilos por la altura en metros al cuadrado.
Por ejemplo, una mujer que pesa 74 kilos y mide 1,67 metros tendrá un índice de 26,6, el cual se considera sobrepeso. A continuación puedes ver en la tabla los diferentes grados de obesidad que existen.
En el caso de querer ser madre es muy importante controlar tu IMC. Lo ideal para una mujer que quiere ser mamá es tener un 25 más o menos. En situaciones en el que IMC es de 35, se habla que hay un 26% menos de probabilidades de tener un embarazo espontáneo que una mujer que tenga un peso normal o sobrepeso sin llegar a obesidad. Así pues, en el caso de una mujer con un IMC de 40 o más, la situación se complica ya que tiene un 43% menos de probabilidades de obtener un embarazo.
Obesidad y reproducción
Durante un tiempo han habido opiniones contradictorias sobre el efecto del IMC en el resultado de las técnicas de reproducción asistida (TRAs). El papel de la obesidad en reproducción es más complejo de lo que se cree, en parte porque no se acaba de comprender la influencia de la obesidad en mujeres que ovulan normalmente. Se ha apuntado que la leptina, una hormona que regula el apetito y el gasto energético, podría interferir en la fertilidad, ya que parece influir en el proceso de la producción de esteroides por los ovarios. Las mujeres obesas suelen tener disfunciones ovulatorias, menarquia (primera regla) precoz, menopausia anticipada, muchas de ellas sufren el síndrome de ovario poliquístico (SOP) y en los casos que tienen ciclos regulares, su reserva ovárica puede estar disminuida. Por último, en caso de embarazo presentan un mayor riesgo de abortos y alta prevalencia de complicaciones obstétricas.
En los casos en que se recurre a las TRAs, éstas pueden ser menos eficaces en pacientes con obesidad. Así bien, las mujeres con este trastorno sometidas a tratamiento de infertilidad necesitan mayores cantidades de hormonas para inducir sus ciclos que las mujeres con peso normal o sobrepeso. La Sociedad Americana de Medicina Reproductiva (2014) informa que el 12% de todos los casos de infertilidad son debidos a que la mujer tiene el peso demasiado bajo o demasiado alto.
Sin embargo, el efecto de la pérdida de peso en mujeres con sobrepeso y obesas sometidas a TRAs, y sus resultados de embarazo posterior, tras la revisión sistemática de trabajos publicados, revelan resultados muy positivo. Las pacientes que perdieron peso tras cambios de dieta y estilo de vida, dietas muy bajo consumo de energía, intervenciones médicas no quirúrgicas y cirugía bariátrica, obtuvieron una mayor tasa de embarazo a término. Además se consiguió la regularización del ciclo y con ello restaurar el patrón menstrual, una disminución en las tasas de cancelación, un aumento en el número de embriones disponibles para la transferencia, una reducción en el número de ciclos necesarios para lograr el embarazo y registraron una disminución en las tasas de aborto espontáneo, e incluso se registraron concepciones naturales.
En cuanto a la fertilidad masculina, se sospecha que pueda existir una relación entre el sobrepeso/obesidad con la infertilidad masculina. Sin embargo no hay consenso en cuanto a la importancia de dicha relación y los mecanismos implicados.
Seguir una dieta equilibrada y practicar ejercicio de forma regular puede ser suficiente para llevar una vida más saludable, tener el peso corporal adecuado e incluso, en aquellos casos que se hubiese perdido, recuperar la fertilidad. Es necesario cuidarnos por nosotros mismos, a veces es difícil, pero en el caso de estar buscando descendencia es una gran motivación. Siempre de la mano de buenos especialistas que nos indiquen que es lo más adecuado para nosotros. Ellos podrán valorar todos los factores que intervienen como la edad materna, el grado de obesidad, la reserva ovárica y otros posibles problemas asociados.
Como conclusión a lo expuesto, una firme determinación a cuidarnos, nuestra salud está en juego, mantener hábitos saludables es imprescindible. Si te encuentras bien tu aptitud se verá reforzada y estarás ganado recursos en tu camino hacia la fertilidad.
Victoria