En esta entrada os hago una invitación a hacer algo nuevo, diferente, para intentar provocar un verdadero “cortocircuito” en la marea de emociones que nos envuelven a diario. Se trata de conocer el mundo de los Mandalas y practicarlos.
¿Qué en un Mandala?
Mandala, en sánscrito significa círculo, aunque como representa la totalidad y la integridad se traduce también como “rueda” o “totalidad”. Tiene un gran valor desde el ámbito espiritual ya que representan el centro de energía, el equilibrio y la purificación, ayudando a cambiar el entorno y clarificar la mente.
La práctica de hacer mandalas es milenaria, su origen se conoce en la India, que posteriormente se fue extendiendo (China, Corea, Japón, Indonesia) y se ha practicado por todas las tradiciones espirituales del mundo. Aunque en el Tíbet es donde alcanzó un mayor arraigo y proyección.
Son representaciones geométricas concéntricas organizadas en diversos niveles visuales y simbología del universo. Hay una gran diversidad de modelos, simples o extremadamente complejos. Las formas básicas más utilizadas son: círculos, triángulos, cuadrados y rectángulos.
Terapia con mandalas
Básicamente los mandalas, si se hacen con frecuencia, de manera consciente y con la técnica debida, aunque no se considere la parte espiritual budista que conllevan, los resultados son evidentes. Ayudan al autoconocimiento y el conocimiento de las emociones, favorecen un mayor estado de concentración mental y a mantenerse en calma en cualquier situación.
A Occidente llegaron de la mano del Dr. Carl Jung, fundador de la escuela de psicología analítica, los empleó en sus terapias ya que mantenía que los mandalas representaban el mundo y la mente en su totalidad. La terapia con mandala se emplea en casos de:
- Problemas para expresar las emociones
- Dispersión, falta de concentración.
- Problemas de introversión
- Problemas de motricidad en las manos
- Problemas de ansiedad, estrés, etc.
- Falta de autoestima
Mandalas y Fertilidad
Existen mandalas para colorear que potencian la relación con diversos aspectos como optimismo, energía, etc y entre ellos está también la fertilidad. Dibujarlos es meditar sobre tus sentimientos, es dejar que afloren las emociones y comprender mejor cómo te sientes. De hecho he descubierto un centro de reproducción asistida, en Argentina, donde en terapias alternativas incluye los mandalas.
Formas de trabajar con los mandalas:
Meditación. En un lugar recogido y tranquilo, con una respiración rítmica se elige un mandala sobre un aspecto que se quiere trabajar y se observa. Esta meditación se puede empezar con 3 o 5 min de duración y luego ir aumentando el tiempo.
Dibujo. Consiste en elegir un mandala sobre el que vamos a trabajar y simplemente colorearlo. Puedes utilizar cualquier tipo de material. También hay mándalas que se hacen con otro tipo de materiales como piedras, hilos, etc. Se aconseja iniciar a colorear de fuera hacia dentro si buscas tu centro o de dentro hacia fuera si te cuesta expresar tus sentimientos.
Crea tus propios mandalas. Esta sería la etapa final, hacer tus propios diseños
Beneficios que se pueden obtener de los mandalas
No se trata sólo de colorear el mandala, sino de acompañarlo con una respiración adecuada y técnicas de meditación No es difícil, para iniciarte puedes acudir a algún taller específico o documentarte con libros al respecto, uno muy recomendable por su sencillez es el de Norberto Tucci, o en internet. Busca un rincón en tu casa done estar relajado, sin interrupciones y durante unos 30 min. Es importante colorear de forma intuitiva, coge los colores al azar, porque permite expresar nuestras emociones en función del estado de ánimo. Deja fluir la propia creatividad, aunque creas que los colores que eliges no combinan entre sí, al final todo es armónico.
Ser constantes y hacerlos regularmente dará como fruto una serie de beneficios sorprendentes, os lo puedo asegurar por propia experiencia. Dichos beneficios son, por nombrar algunos:
– Ayuda a alcanzar el equilibrio emocional
– Aumenta la creatividad, la intuición y la concentración.
– Es una forma de meditar de forma activa
– Crea una sensación de bienestar
– Desarrolla la paciencia
– Permite contactar con tu interior.
En momentos estresantes de la vida, en los que nos sentimos bajo la tiranía de la ansiedad, los nervios, la preocupación, la meditación es una de las técnicas más aconsejadas como ya os he comentado en otras entradas. Si lo tuyo no es estar inmóvil, en silencio, con los ojos cerrados, quizás esta forma de meditar de forma activa sea la tuya. Eso sí, no esperes milagros de un día para otro, es necesario practicar poco a poco, exige un trabajo personal, como cualquier otro hábito saludable que queramos incorporar en nuestra vida.
Si te has decidido a dar el paso en esta sencilla `pero apasionante experiencia, no lo dudes, coge tus lápices o rotuladores para empezar, vuelve a tus sensaciones de la escuela, el olor a goma y lápices con la punta recién afilada. ¡Pruébalo! si nunca has hecho uno, elige un mandala sencillo. Si ya los conocías pero quieres probar alguno más complejo, no lo dudes, hazlo.
Victoria